7 sept 2010

Surrealisme Parfait



Por Arehf Palacios

La muerte estaba en cualquier lado, pero ahí. Junto a la sangre en su cara, junto a sus mejillas rosadas, dentro de sus fuertes alaridos, dentro de sus ojos hinchados por el llanto. Ni la idea más mínima cruzaba su mente de lo que estaba sucediendo, pero sin duda el sonido había sido razón de más para asustarlo.
Y seguía… seguía llorando. Berreando cada vez con más fuerza, hasta inyectar su rostro con el rojo de la incertidumbre, el rojo del miedo, el mismo rojo que lo manchaba. Y seguía gimiendo… aún en los brazos de aquella que le había estado cargando hace unos instantes, aquella de quién probablemente tendría el único recuerdo, aquella quién todavía era parte de él, aquella quién era comida, regazo, tranquilidad, calor… aquella quién yacía en el suelo con una bala en su cuello.

Y seguía llorando…



“¿Por qué?” Tal vez habría sido lo único que doña Eugenia se hubiera preguntado si hubiera tenido más de ese segundo que tuvo para darse cuenta de lo que sucedía. “Cuándo a uno le toca, le toca” solía decir siempre que se comentaba algo sobre la muerte a la hora de la cena.
¿Existiría al menos un premonición en ella, alguna voz, alguna sensación, algo que le hubiera susurrado en una esquina de su alma que hoy le tocaba?
Justo hoy, después de venir rumbo del mercado Alcalde, donde compró la fruta que picaría para llevarla a la comida del voluntariado con sus amigas de tantos años, todas que como ella habían sido enfermeras, y ahora, incluso después de jubiladas, seguían ofreciendo caritativamente sus servicios.
¿Se habría imaginado Doña Eugenia, si quiera una vez en su vida, que la muerte llegaría a ella tan fugaz, tan inesperada, tan en forma de un diminuto bólido que le destrozaría la mitad de su cara?


No podía haber escogido peor día para morirse. Aunque fuera domingo y tuviera que trabajar. “Nadie puede trabajar en domingo” era en lo único que pensaba. Pero tenía demasiado trabajo atrasado. Lo que no sospechaba era que cuándo llegara a su oficina, llegaría también Estela, su joven secretaría, con el pretexto de haber olvidado algo el día de ayer. Ella lo comenzaría a seducir y él terminará fornicándola sobre el escritorio, derribando todo los papeles que se disponía a archivar. Después de una calurosa hora, se sentiría liberado. Trabajaría el doble de rápido, llegaría temprano a casa, besaría a su mujer en la boca, jugaría con sus niños y dormiría apaciblemente. A la semana siguiente despedirían al imbécil de su jefe, lo promoverían a un puesto en el extranjero y entre tanta felicidad pensaría en por fin romper las cadenas de su matrimonio y largarse con Estela hacia su nueva vida.
Pero eligió pasar por la plaza, para acortar camino...
Y en lo último que pensó, mirando hacia el cielo, fueron sus hijos.

Víctor nunca fue un muchacho extrovertido, por eso cuando la tecnología llegó, pasaba todo el tiempo que podía frente a la computadora; por eso cuando pudo dejar crecer su cabello, se comenzó a peinar de esa manera; por eso dibujaba mientras el profesor daba la clase.
La primera vez que ella se le acercó, miró su cuaderno y le dijo: “Me gusta tu dibujo”.
Él pensó en ofrecérselo pero ella se adelantó a pedírselo. Al dárselo, ella sonrió agradecida. La siguiente semana ella se sentó a lado de Víctor para verlo mientras dibujaba, le llamó para que comieran juntos durante el receso y hasta le propuso que salieran el domingo para comerse una nieve. Víctor estaba sorprendido y, aunque no lo aparentara, embelezado.
Luego de comprar la nieve y caminar por un rato mientras platicaban, es decir, mientras ella hablaba y él escuchaba; decidieron sentarse en la fuente.
Víctor murmuró que no le gustaba mucho esa plaza por el vulgar espectáculo que montaban los payasos. Ella le dijo que tenía un poco nieve en la comisura de la boca, y antes que él hiciera algo al respecto, ella se acercó y la limpio con un tierno beso. Víctor entendió lo que debía hacer y respondió como lo había estudiado de las películas. Fue mucho mejor de lo que se imaginaba. Se miraron por un eterno instante, después hubo ruido sordo, luego un par de gritos, luego otro ruido sordo y más gritos, antes de que ambos comprendieran lo que sucedía, Víctor sintió un terrible ardor en el pecho que lo derribó dentro de la fuente y al sumergirse ya no alcanzó a escuchar los gritos de ella, sólo sintió como todo caía en penumbra y se apagaba.

Y el agua comenzó a teñirse…


“¿La vida, cuándo fue de veras nuestra? / ¿cuándo somos de veras lo que somos?”
Se preguntaba esto el viejo vagabundo mientras agonizaba. Cómo si jamás lo hubiera leído en ningún lado; cómo si la pregunta naciera de lo más profundo de sus arrugas, de lo más ebrio de su corazón, de lo más mugroso de sus pies, de la más vieja de sus cicatrices, de la tripa más perforada de su sangrante estómago.
“Soy otro cuando soy, los actos míos / son más míos sin son también de todos, / para que pueda ser he de ser otro, / salir de mí, buscarme entre los otros, / los otros que no son si yo no existo”
Seguía el triste teporocho con sus ojos terriblemente acuosos, casi entrecerrados, con su boca como una mina derrumbándose. Sus manos intentando sujetar su vientre para aminorar el flujo escarlata. Desprendiendo trozos de su ropa para utilizarlos de vendaje.
“Vida y muerte / pactan en ti, señora de la noche, / torre de claridad, reina del alba / virgen lunar, madre del agua madre / cuerpo del mundo…”
Ya no pudo seguir… quiso dar un trago a su Tonaya, pero se derramó todo sobre la cara. Rendido, alejó sus manos de la herida, escurriendo sangre las llevó a su pecho; recargó su cuerpo sobre un costado, junto las rodillas y cerró los ojos lentamente.

“La vida… ¿cuándo fue de veras nuestra?”




Un sujeto sale de su casa un domingo durante el medio día. Lleva en uno de sus bolsillos un pistola cargada con siete balas. Camina por Avenida Juárez hasta llegar a Plaza Universidad. Se detiene en medio de la multitud. Saca una venda de su bolsillo, la amarra alrededor de sus ojos. Saca el arma de su otro bolsillo…

9 comentarios:

  1. Sabes, tu texto me fascinó.

    Pero pienso que no entra en surrealismo, si no fuera por esto sería el que más me gustó.


    Pero fuera de eso,
    las historias,
    joder!
    Las imagenes que se crearon en mi cerebro,
    quería seguir!
    Tu texto me atrapó.



    De la segunda historia a la tercera me habría gustado algo para darle continuidad como hiciste con las demás.

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  2. Tienes razón Stoné, mi cuento no es en nada de su formato un texto surrealista, sin embargo la tesis que maneja es "perfectamente surrealista".

    Una vez un amigo me dijo (y no sé que tanta verdad hubiera en sus palabras, porque hasta ahora no he podido comprobarlo) que André Bretón o Alejandro Jodorowski, no recordaba cuál, uno de ellos, había dicho una vez que el Surrealismo Perfecto sería que un hombre saliera un día con un arma a un lugar muy concurrido, vendara sus ojos y comenzara a disparar hacia todas las direcciones.

    No tengo ninguna seguridad de que realmente algún artista haya dicho tal cosa, pero cuándo lo escuché me pareció fabulosa la idea. Y hasta ayer decidí escribir un cuento en base a éso.

    Uno siempre debe tener cuidad de lo que dice y ,a veces, también de lo que escribe.

    PD: Al menso de mí se me olvidó ponerle el acento en "Surréalisme" en francés. ¿Se lo puedes poner Azul? Si es que llegas a leer ésto.

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  3. hi men


    bueno antes de responderte deja t' opino...

    muy buena onda tu texto, konkuerdo en q' no lo senti surreal, pero bueno no somos nadie para decir ya q' komo dices el surrealismo es una mentada de conceptos e ideas asi q' se hace lo q' uno kiere, y ya respecto a lo q' expones m' late muxo esa kadena paranoika tragika y bueno muy xingon...

    ahora si... m' preguntavaz aka de mi stilo, y nu es meramente guanadajo jaja, antes de hecho m' mataba por la perfecta ortografia, pero un dia se m' fue y escribi stilo menssenger jaja y me gusto y nu es nadamas q' una idea de estetika un elemento visual q' m' gusta dar... y bueno sobre lo de 2 de azukar jaja la neta este texto lo escribi en la noxe bn perdido y aproveche q' el tema era surrealismo solo m' deje dormir mientras escribia y aver q' habia en el fondo de mi kabeza alguna idea dimensonial o kuantika y asi kedo ...

    pd, m' late esto q' hiciste de mensajearnos por los komentarios.

    sale hermano t'cds

    y bienvenido a la pagina

    (y no t' reprimas al opinar de eso se trata aki)

    Atte: Petit

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  4. mi bien arehf!
    bienvenido vatillo

    fijate que ami tu tema si me parecio surreal
    pero encontre el modo de contrarlo
    un tanto ahh como decirlo
    no fue la mejor manera de contarlo
    al menos para mi, ya que iba en la segunda historia y aun no agarraba el pedo
    tutexto exige al menos dos leidas
    y la cuestion aca en la interné es decir las cosas lo mas rapido y mejor dicho
    y lo mejor explicadas
    resulta
    que mucha gente anda rondando en los blogs
    y aveces por ver un texto medio largo
    o que no atrapa del todo desde el principio
    tu sabes
    oyendo musica y leyendo esta cabron o cualquier cosa...


    me hubiera encantalo que me lo narrara el maton
    por que conociendo al jodo
    lo mas seguro es que el haya dicho eso
    breton era un puto presumido
    jaja

    y es neta
    puedes sacarle un buen de jugo al texto con un mejor manejo de la narrativa
    aun asi muy rescatable y bueno a seguirle dando loco!

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  5. ahh casi lo olvido
    mostrarlos el perfil sicologico del guey con el arma
    darnos a entender
    (sin que tu nos expliques aparte)
    las razones tan bellas
    para matar gente a lo baboso
    robar vidas es algo hermosisismo teniendo una buena razon
    eso pienso yo haria lucir tu trabajo bien cabron

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  6. Amén por el último comentario de Fó.







    El asesino necesita un alma, grotesca, sucia, o delicada, deseo, algo que lo incite y aunque sea matar por matar y mostrar tripas, se siente lo delicioso de empatizar con él en ciertas actos.







    La idea, tampoco se me hace surrealista, pues no todo lo que venga de Jodorowski es ley, aunque se le acerque, jaja.








    Ve una película que se llama Elephant, te gustará si te gustó tu cuento.








    Para mí, tu cuento se basa en realzar la vida sabiendo que la muerte está de frente.







    En estos días habría tanto surrealismo en las calles si solo fuese de matar gente sin más ni menos, de ahí depende que tu personaje asesino, no provoque ese gran final esperado.






    Me gustó, mucho, no lo niego,
    pero con respecto a la tarea, no se cumplió el objetivo.
    Y bien ordenado tu cuento, ese desorden, lo hace bueno, aunque también me recordó una pelicula.








    Un fuerte saludo,
    bienvenido al taller,
    muy buen inicio,
    será un placer tenerle por aquí.







    Pero la falla más terrible que he visto
    (claro, evitando mi escocés, ja)
    es el del teporocho.


    Tonayán.



    ¡Una gran bebida jalisciense cabrón!




    Ahora por ello, usted invita los tragos.










    Mosca

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  7. Yo siempre le dije Tonaya o Tonayan... pero nunca Tonayán. La verdad es que tampoco nunca he visto su título de cerca...
    Pero gracias por la correción


    Con respecto al cuento, me gusta tal cuál está, precisamente la idea es conservar el personaje del asesino casi totalmente en blanco. Si he de continuar un poco el relato, el asesino de mi cuento no tiene ninguna otra razón para matar más que la de que escuchó de un amigo que un gran artista dijo una vez "que el perfecto surrealismo sería que un hombre..." y ya.

    El relato muestra justo lo que quiero que muestre. Estoy muy de acuerdo con que definitivamente no es un relato surrealista, pero lo intenté y me di cuenta que ese tipo de escritura me es muy dificil manejarla, así que opté por lo que puedo dominar.

    Gracias por sus críticas y consejos, se ve que la cosa funciona!!


    Arehf

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  8. Tal vez el cuento es tan surrealista que hace que todo parezca lo que no es, incluyéndose a sí mismo, y por lo tanto deja de parecer surrealista...
    O quizá simplemente no es surrealista. Sí, eso debe ser.

    Yo encuentro una cosilla muy interesante: el que el asesino sea sólo el activador de la narrativa y nada más, hace que sea libre del juicio.
    A lo que voy es que creo que eso lo hace un cuento sincero, no sé si bueno o malo, pero sí sincero.
    Porque se da mucho la pretensión en el surrealismo, con eso de que "todo significa algo". En cambio, en este cuento, es un "la neta sólo pasó porque sí, pero es chido contarlo". Sin ninguna pretensión...
    Lo cual es regüena onda.

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    Pinche Arehf menso, yo el otro día te dije lo del Tonayán, y parecía que de verdad no sabías. O sea que o se te olvidó y por eso te equivocaste en el cuento. O, ya sabías y fingiste muy bien.

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  9. Pues de verdad no sabía... acá me lo acaban de recordar.

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