15 abr 2010

Despojos.

Por AJ

El portazo anunció su llegada.

Tras ocho años de amistad, Rodolfo conocía bien el sonido que producía Tania al azotar las puertas. Dejó sus ecuaciones a un lado para saludar a la visitante, después de tres días sin saber de ella.

-¿Qué pasó? –inquirió ante las ojeras y el aire melancólico de la chica.

-Lo mismo de siempre. Mañana voy por mi ropa a su casa.

Tania suspiró y se tendió en el sillón de cuero ajado. Era un hábito terriblemente querido para ella; tenderse en el sillón era entregarle el alma a su mejor amigo. Prendió un cigarro mientras Rodolfo iba a la cocina. Cuando éste volvió, el cuarto apestaba a desencanto.

-¿Qué pasa conmigo, Rodo? ¿Qué hice mal? Ni siquiera dio explicaciones, sólo me echó.

Sabía que las palabras no la sanarían. Le ofreció un vaso de whisky y un abrazo.

Luego, en la penumbra:

-Parece como si forzara a los hombres a quererme. Y ellos luchan por apartarse de mí. No entiendo, él me buscó esta vez, creí que sería perfecto…

-¿Quieres llorar?

-No, tanto así no. La herida es tan profunda como el hombre; llorar no sirve de nada.

Ella tenía razón. No había que llorar, había que solucionarlo.

Gabriel disfrutó de un sueño excepcionalmente bueno esa mañana. Por primera vez en mucho tiempo, se levantó sin ayuda de la alarma. Se desperezó lentamente y sufrió un sobresalto al mirar por la ventana: el sol brillaba con toda intensidad. ¿Por qué no había escuchado el despertador? ¿Qué hora era?

Buscó frenéticamente su reloj de pulsera y su celular. Habían desaparecido del buró. “Quizá los dejé en la maleta”. Pero la maleta no estaba en su recámara. Corrió a la sala. La encontró sobre un sillón, pero sólo contenía cuadernos y carpetas. Revolvió los cajones del escritorio, los estantes, incluso las alacenas.

Nada. Entonces recordó el gran reloj de pared de la sala de estar. Un gran círculo de polvo ocupaba su lugar.

La sangre se helaba en su cuerpo. Como menos se ganaría una reprimenda de su jefe por faltar a la importantísima reunión de las ocho. Y bueno, los relojes no importaban tanto, pero… el celular. Toda su vida atrapada en aquel diminuto rectángulo de plástico. Su carísimo celular. ¡Estaba completamente seguro de haberlo dejado en su habitación al regresar del trabajo!

Salió a examinar su auto, sin resultados. Odió al perpetrador de aquel hurto, a la vez que se sintió intrigado. ¿Por qué solamente los relojes? ¿Qué estaba tratando de decirle?

Volvió a la casa, derrotado. Un momento difuso se coló en su memoria al tiempo que desayunaba.

El tiempo es oro.

-Cada minuto que paso esperándote, es vida que me robas. ¿Entiendes?

Estaba regañando a su ex novia por la enésima vez que llegaba tarde a una cita.

-Huy, pues si el tiempo que he perdido con hombres es vida robada, yo ya sería alimento de gusanos –se burló la muchacha.

Apenas recordaba de ella algo más que sus ocurrencias, su impuntualidad y su cáustico sentido del humor. Apenas más que aquellas divagaciones sobre el tiempo. La había llamado para que recogiera sus cosas el día anterior, pero no la vio. Había olvidado su cara.

Un chispazo de tensa emoción aguijoneó su estómago. Aún en pijama, acudió de nuevo al exterior de la casa.

No buscaste en la basura. Haces mal, podrías sorprenderte.

Quitó la tapa con delicadeza. Vacío, excepto por una nota:

Eso te pasa por robarte mi tiempo. Gracias de todas formas. Tania.

4 comentarios:

  1. EL TIEMPO EN TIMBOCTÚ

    El tiempo de niño no pasa
    Siempre sale el mismo sol y siempre hace el mismo calor

    El niño roba un reloj de pulsera y le cortan la mano izquierda
    El niño no pierde el tiempo y se lo pone en la mano derecha
    El niño lo observa y no entiende para que sirva
    Pero al niño le gusta, por brillante por que hace ruiditos
    Y pita 24 veces al día, claro las contó…

    El niño se pregunta por que las personas grandes usan relojes
    Para presumirse el uno al otro como sus relojes brillan y hacen ruiditos
    Si no de que servirían…

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  2. CHINGON! Así nomás. Me late mucho porke, a diferencia de siempre, ésta vez no me imaginé tu voz sobre las letras con tanta facilidad. Me latió muchísimo.

    Azuloide

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  3. Tienes unas frases que me hacen pelar los ojos y decir: WOW!

    Se nota inmediatamente que éste es tu género y sabes cómo explotarlo.

    La transición del momento en el que Tania y Rodo deciden solucionarlo, al momento en el que Gabriel se levanta, es un poco confunsa.
    Posteriormente retomé la lectura sin problema y con algo de intriga.
    Creo que el final es bueno.
    Sin duda sabía que ella había robado los relojes, pero no sabía con certeza por qué lo hacía y darme cuenta al final me dejó satisfecha.

    El inicio también lo manejaste correctamente.
    El lenguaje que utilizaste no tiene fallas...
    La extensión del texto está bien justificada...

    Buen trabajo. Me agradó mucho. :)

    -Cristina

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  4. MMM no se que te puedo decir, considero que eres buena en narrativa, realmente buena, nada mas cuando pongas una explicación de lo que diga una persona no la separes pon güión y la explicación, si no se pierde la idea.
    Me extraña la relación con el titulo de la obra, pero en si en narrativa eres muy buena.

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