Nimiedades.

Por Cristina Ramírez

Los niños necesitan aprender a contar monedas, y a marcar los días vividos en el calendario. También necesitan aprender a sonreír cuando la vida es realmente buena, y a llorar cuando la geografía, el reloj, o la biología les fallan.

Mis amigos necesitan trazar sus caminos sobre oraciones, puntos y comas. Y necesito tomarlos de la mano para no perderme al andar sobre mi propio camino. Siempre es difícil alcanzar el final de una página…

Mi madre necesita de mí. Necesita escucharme hablar como cuando era niña. Porque ciertamente, así es como me ve.

Mi pasado necesita un lugar cómodo dónde descansar. Ha andado por años detrás de mí, y a hurtadillas. Ya le ofrecí un buen lugar. Pero con él nunca se sabe.

El país necesita amor. Y me parece que tengo un poco ahorrado. También tengo algunos sueños. Seguramente le serán de utilidad.

Yo necesito sentirme normal. A veces me satisface hacer uso del sillón y la televisión. Sobre todo si existe la posibilidad de contemplar a por lo menos una docena de hombres correr tras un balón.

Pero justo ahora, mi vocación, mi carrera, la de mis amigos, mi madre, mi pasado, mi país y mi comodidad… Todo… Todo puede esperar.

Porque las mariposas que he sentido en el estómago han decidido emigrar hasta mis pulmones, y al cerebro.
Me parece que algunas tienen la intención de llegar hasta mis ojos, y a mis labios.
Otras tantas planean llegar hasta mi corazón.

Y es mi deber, estando viva, cuidar que alcancen su destino. Sanas y salvas...

Finalmente, todos necesitan contemplar el color de las mariposas.