
“La asfixiofilia es una conducta que consiste en la autoestrangulación gradual y controlada para incrementar la excitación y el orgasmo.
Lo peligroso es que al apretar el lazo, la media, el cordón, o la soga, en el momento del orgasmo la persona asfixiofílica puede perder la vida si por fracciones de segundos el oxígeno no llega a su cerebro., si pierde la conciencia y con ella el cuidado de su vida. En verdad, su vida pende de un hilo, una soga, una media de nylon, un pulóver.
Muchos aparentes suicidios develaron ser muertes autoeróticas por asfixiofilia como se revela cuando estudiamos la escenografía en que se desarrolló la escena sexual.”
La música fue lo primero en llamarnos la atención. Siempre pasábamos por ahí camino a la escuela. Aquel hombre solitario tenía un excelente gusto, era culto e inteligente, según habíamos oído decir. Era un profesor o abogado venido a menos por las circunstancias de la vida. La muerte de su esposa le hizo descuidarse y alcoholizarse, y ya sólo le quedaba la casa con unos pocos muebles. Nadie lo visitaba. Para los chicos siempre había sido un misterio, pero de ésos intocables. Mi hermano y yo disfrutábamos inmensamente caminar por esa calle. En ocasiones nos deteníamos hasta que terminaban aquellas larguísimas piezas de jazz que el loco ponía con su antiguo tocadiscos. Nos parecía mágico.
Una tarde creímos que nuestros oídos habían fallado. Avanzamos en dirección a casa y lo único que se escuchaba eran los coches yendo aprisa. Me intrigué, ¿se habría mudado el hombre? Julián y yo pegamos la cara a la ventana. Había luces encendidas.
-Le hicieron algo.
-¿Quieres ver?
-¿Quieres que veamos?
-La puerta está cerrada…
Por toda respuesta me quitó un pasador del cabello y comenzó a maniobrar, con una astucia impropia de sus trece años. Ingresamos. Era un lugar realmente lúgubre. Sin sillones, ni televisión a la entrada. Sólo cientos de revistas y libros regados por el suelo. La cocina era igual. Una hornilla mugrienta sustituía a la estufa. Pero del vecino, nada. Luego nos dimos cuenta de que la luz provenía de la recámara. En efecto, ahí estaba… Colgaba del tubo de su improvisado clóset, sin ofrecer señales de vida. Era un hombre realmente menudo. El espectáculo habría sido menos aterrador, de no ser porque traía la bragueta abierta y el pene de fuera.
Si no era un suicidio, ¿qué rayos era?
Una silla caída languidecía bajo sus pies. El tocadiscos mudo nos esperaba. Leímos la carátula del disco: era John Coltrane. Frente a él, Sandra Bullock sonreía desde un póster, como si deseara la lata de Coca –Cola con limón de la mesita de noche.
Corrí espantada de ahí y llamé a mi tío Federico, el único que podía saber de qué trataba todo esto. Mi hermano me siguió a regañadientes. Mi tío, al llegar, nos miró con lástima y nos dijo que fuéramos a casa.
Lo que siguió después no lo supimos. Quedamos castigados durante un mes por meternos en casas ajenas. Mamá dijo que teníamos suerte de que no nos llevase la patrulla. Ella nos llevó y nos recogió de la escuela hasta el último día de clases. Dimos el asunto por terminado, hasta que, a mediados del verano, el tío Fede volvió a visitarnos.
Era el decimocuarto cumpleaños de Julián. Estábamos atareados con el pastel, la comida y demás detalles, cuando escuchamos su voz.
-Claudia, ¿dónde está el Juliancito? Le traigo su regalo.
Julián corrió presto a recibir a mi tío. Portaba un gran cuadrado, forrado con papel de seda azul oscuro. Rasgó la envoltura, emocionado: los regalos de Federico eran siempre geniales. La sorpresa invadió su rostro al ver la carátula del viejo acetato: “A Love Supreme”, por John Coltrane. ¡Era el mismo que encontramos en la casa del vecino loco!
Mi tío fue el primero en llegar y el último en irse. Cuando estaba por despedirse, lo atajé y en voz baja dije:
-Yo también quiero un regalo.
-Lo que quieras, chiquilla, lo que quieras.
-¿Seguro?
-Pídelo y vemos.
Entonces sonreí maliciosamente.
-Dime qué le pasó al ahorcado.
Él empalideció.
-Mira, Claudia… aún eres chica para entenderlo…
-Prometiste que lo que yo quisiera –me crucé de brazos.
-Te diré… Algunas personas buscan tanto el placer, que se mueren en el intento. Ya te enterarás, niña.
Me guiñó el ojo y se alejó. Olvidé el asunto durante seis años más. Cuando cumplí los dieciocho, un paquete dirigido a mí cayó en casa.
Era un libro sobre parafilias. Me sentí asqueada hasta leer la dedicatoria.
Prometí contarte lo del ahorcado, pero este libro explica mejor. Busca en la página 169.
Tu tío Fede.
W O W ! Te has superado tremendamente... Por un momento krei ke leia a perdo juan, pero despues me dije: no seas pendejo, esto lo eskribio una mujer... Fascinado, no puedo dejar de imaginar ke la kasa en donde sucedio es akella kasa que tanto nos gusta, en chapu... 10ezote!
ResponderEliminardejame darte un blog-abrazo!
ResponderEliminarel mejor texto que te he leido o escuchado
a mi parecer, divertido, la definicion de la filia tremenda, bien narrado, bien trabajado, noto tu estilo bien definido dentro de el,
para no hacertela larga
te pasaste de lanzelot
muy bien alice muy bien!
Esta muy bien escrito, tiene una muy buena intención, pero no me hizo sentir nada, tal vez sea por mi estado de animo pero siento que le falto cierta chispa.
ResponderEliminarAlice Monito!
ResponderEliminarEstá bien narrado, como siempre, no tengo quejas ... ni con la ortografía, ni con el lenguaje, ni con la sintaxis.
Toda la estructura me parece adecuada.
La idea es estupenda. Para no variar, sabes cómo usarla de manera que resulte atractiva.
Lo único que me pareció que falló, fue el epígrafe.
No resultaría tan importante, dado que los epígrafes solo nos invitan a darle un sorbo al texto que viene... Pero en éste caso, el epígrafe tan extenso y específico, nos dijo de inmediato cuál era la esencia total del relato.
Bastaron unas cuantas líneas de tu texto para saber lo que sucedería en todas las situaciones que se presentaban.
Me parece que lo más conveniente hubiera sido resumirlo un poco y hacerlo más misterioso. Para que el final tuviera un verdadero impacto.
Otra alternativa hubiera sido usar la referencia a ese dato dentro de tu texto.
O de plano, no manejarlo como epígrafe.
No sé si intentaste usarlo como epígrafe en realidad, pero recordemos que tienen un formato. Y la brevedad en ellos es sustancial.
Fue un buen reto. Sigue así.
En general, fue un buen trabajo.
Ánimo!!! :D
-Cristina
Me agrado demasiado, todo muy bien narrado, impecable pero realmente tampoco me causo gran cosa, precisamente porque es predecible o igual porque me he leído demasiado a Sade.
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