
A Kastike, a Saramago, y a las flores.
Tutú llevaba tres días caminando por el campo. Cada vez que veía una flor, la saludaba, le ponía nombre y, lleno de alegría, seguía caminando. Hacía lo mismo con los árboles, los pájaros, y a veces, también saludaba a las nubes. Tutú era un niño muy feliz, sobretodo cuando caminaba por el campo. Sí, le gustaba caminar y caminar y caminar hasta perderse. Caminar. Entonces, sin darse cuenta, había caminado tanto que llegó al final del campo. Y justamente, donde terminaba el campo, comenzaba Marte. Tutú no se preguntó cómo llegó ahí, ni por qué comenzaba el planeta Marte, y mucho menos cómo haría para regresar a su casa. Él sólo se preguntaba una cosa. ¿Ir o no ir? Y Tutú fue.
Siguió caminando, saludando flores y árboles y aves y nubes. Siguió caminando, feliz, como siempre. Siguió caminando hasta que encontró frente a él una colina. No podía ni quería ni debía detenerse. Tutú subió la colina, y ésta colina era tan grande, que le tomó otros tres días llegar hasta la cima. Pero, por fin llegó, un poco cansado, y aún con una sonrisa en su carita de mazapan. Lo que vió le apachurró el corazón, lo llenó de tristeza, y hasta hizo que el cielo se pusiera un poco gris. Ahí estaba la flor más bella del mundo... lamentablemente para el mundo, estaba márchitándose, olvidada por todos. Tutú tenía un corazón tan grande, pero de veras, tan grande, que no pudo hacer otra cosa, sino ayudar a la bonita flor. El río más cercano estaba muy lejos de ahí, realmente lejos de ahí, pero eso no importaba, y él corrió y corrió y corrió. A toda velocidad, atravesó mil mares, subió mil montañas, brincó mil planetas... Recorrió el Universo entero, todo por la dulce flor que cerca estaba de secarse para siempre.
Finalmente llegó a la orilla del río, y en sus manos cargó toda el agua que pudo, y corrió aún más rápido para llegar con la flor lo más pronto posible. Cuando Tutú llegó con la flor, en sus manos sólo quedaban tres gotas. Como si fuera todo un lago, la flor, cada vez más débil, bebió las gotas que le llevó aquel niño soñador, y con esas gotas comenzó a sentirse mejor, pero no eran suficientes... trescientos años de olvido no se van con tres gotitas. Tutú volvió a atravesar el universo, corriendo una y otra vez sobre montañas y planetas, hasta que la flor quedó contenta y sin sed. Y creció. La flor creció hasta alcanzar a las nubes, y hasta cosquillas les hizo con sus pétalos y sus hojas. Tutú estaba tan feliz de ver una flor tan grande y tan hermosa, que de sus ojos salieron unas cuantas lágrimas. Pero también estaba cansado por tanto correr, y a la sombra de la flor, que era muy grande (la sombra...y también la flor...) durmió un poco. Los padres de Tutú no podían encontrarlo. Llevaban toda una semana sin verlo, y con vecinos y familiares y algunos cuantos amigos de otros mundos, salieron a buscarlo. Fueron a Júpiter y a Saturno y a Japón y a Xochimilco, pero nada. Hasta que vieron una flor ENORME al otro lado del campo. Subieron la colina y vieron a Tutú, muy tranquilo, durmiendo a la sombra de la flor. Lo llevaron de regreso a su aldea, y ahora todos lo veían con mucho respeto, pues gracias a aquel chamaco alegre de buen corazón, la flor más bella y más grande de todo el mundo vivió otra vez, por un millón y medio de años, y nunca nadie volvió a olvidarse de ella.
bonito bonito, creo que debo leer el otro cuento para comparar o ver que tanto podias hacer con lo qu ete dio saramago, me gusto se me hizo bueno, pero creo que no tanto como los anteriores, siento que como fue parte saramago y parte tu
ResponderEliminarno se no me encanto...
pero igual pues no es tu pedo
Tal vez sea por mi gusto raro que tengo, pero me esperaba ver morir a uno de los dos (niño o flor) esta muy tierno, bello y agradable, pero no lo sentí muy tuyo.
ResponderEliminarSin duda, es un texto que les leería a mis pequeños.
ResponderEliminarComo cuento infantil, creo que es bueno. Aunque un poquitín extenso...
Sé que pedimos una cuartilla por lo menos. Pero hubiera sido justificable hacerlo más breve.
Hay algunos problemas en cuestión de ortografía.
Y al principio, te falló hilar bien la descripción de lo que hace Tutú, con el momento en el que sale a caminar y caminar hasta que encuentra la flor.
Tiene un mensaje muy bello.
No es impresionante, pero cumplió bien con su propósito. :D
-Cristina
Eres buen narrador, eso ya está más que dicho.
ResponderEliminarMe gusta el hecho de que estés probando a escribir para niños, pero en esto corres un riesgo enorme: el de terminar escribiendo puras cosas sin sentido, quizá, por la enorme libertad que proporciona el público al que te diriges.
El cuento no es malo en sí, pero abruma por la forma en que acomodaste los momentos e ideas. Tal vez con más separaciones entre párrafos, o un poco menos de detalles y descripciones (que te enfocases más a la acción) habría quedado ágil y perfecto.
Te repito lo que a Fó: continúa con esto, sigue experimentando POR FAVOR POR FAVOR POR FAVOOR! (y si me permites una comparación, el cuento que subiste a tu blog, ese del moco, estaba mucho mejor ;D )